En un ciudad como Monterrey, en donde por décadas el pensamiento reaccionario y anti-progresista se adueño del clima político y marchar era bastante mal visto, parece surgir un despertar progresista. El día 7 de julio se presenció una marcha bastante nutrida (más de 12 mil personas) que luchan contra la imposición de Enrique Peña Nieto en la presidencia y contra todo lo que significaría dicha imposición.
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